Extender y llevar TransMilenio a Soacha es un proyecto que requiere
la construcción de 5.5 kilómetros de troncal, 7 estaciones con sobre
paso, 1 patio portal y andenes a lo largo del corredor. Por los escasos
recursos disponibles para financiar el proyecto, un documento CONPES
(3681) lo dividió en 3 Fases: La primera, con una longitud de 3.6
kilómetros conectaría el Portal del Sur en la Troncal de la
Norte-Quito-Sur con la Estación Intermedia San Mateo, pasando por la
Despensa, el León XIII, y Terreros. La segunda con 1.3 kilómetros
llegaría hasta la Estación Terminal de Soacha en el sector del Altico, y
la tercera de solo 600 metros llegaría al Patio Portal muy cerca a los
límites con el municipio de Sibaté. De las tres fases únicamente se
apropiaron recursos para la construcción de la primera de ellas.
A
pesos de 2013, 119 mil millones de pesos aportados por la Nación, la
Gobernación de Cundinamarca y el Municipio de Soacha para la
construcción de esta troncal no han tendido ninguna utilidad. Cuatro
años después de iniciadas las obras los ciudadanos nos cuestionamos por
qué un proyecto prácticamente terminado –Fase I-, con 4 estaciones
vandalizadas por la falta de uso, y sobre todo con la apremiante
necesidad de atender 67.000 pasajeros que diariamente se mueven entre
Soacha y Bogotá, y que debido al gran desarrollo inmobiliario pronto
llegarán a ser 89.000, no arranca. Las razones: por un lado se
evidenciaron varias equivocaciones técnicas en la estructuración del
proyecto –especialmente en el capítulo de redes húmedas-, y además se
sembró un manto de duda sobre los concesionarios de la autopista
Bogotá–Girardot a quienes se les adjudicó la obra (por estar
relacionados con el oscuro y corrupto grupo Nule).
Eso, mezclado
con la paquidermia institucional de los trámites administrativos,
resultó en un terrible coctel que hoy tiene padeciendo a miles de
soachunos y bogotanos que sin otra opción de movilidad deben
desperdiciar hasta 4 horas metidos en un trancón de día y de noche. Para
financiar mayores cantidades de obra a las previstas en los diseños,
TransMilenio a Soacha requirió 56.500 millones de pesos adicionales,
pero dado que la necesidad de estos recursos se evidenció durante el
escandalo de corrupción de los hermanos Nule y Moreno en Bogotá, las
entidades públicas contratantes no gestionaron los dineros requeridos, y
prácticamente la obra se detuvo durante todo el 2010 y parte del 2011,
demorando un proyecto prioritario para la ciudadanía.
Del sueño de
conectar un transporte público eficiente entre Soacha y Bogotá se viene
hablando desde hace décadas, incluso, en el 2003 TransMilenio
concesionó al mismo operador de la NQS -Conexión Móvil- la operación de
los buses rojos. Diez años después, -sin iniciar la operación- sólo
persisten los anuncios. Según las autoridades, y si nada extraordinario
ocurre, desde enero de 2014 rodarán los primeros buses por este
corredor, mostrando una vez más que la gestión de las entidades públicas
sigue sin estar a la altura de las necesidades ciudadanas. Las
instituciones tienen la palabra.
muy bueno su comentario del transmilenio de Sacha a Bogota y viceversa solo existe unas tres o cuatro palabra que no suenan bien en una persona dedicada a la política y son: " la paquidermia institucional de los trámites administrativos"
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