Durante el trabajo de campaña que
me llevó a ocupar una curul en el Concejo de Bogotá me propuse hacerle
seguimiento a la implementación del Sistema Integrado de Transporte Público; en
esta tarea identifiqué uno de los mayores retos del gobierno que apenas empezaba:
dejar atrás el caótico sistema de transporte que durante más de medio siglo ha
reinado en Bogotá para llevarlo a uno limpio, eficiente, y que efectivamente
mejore la calidad de vida de los bogotanos, reta sin duda la paquidérmica
fuerza institucional. Para desenredar la enorme maraña de complejidades
técnicas que supone emprender una tarea como esta, investigué con funcionarios
de la administración anterior, de la actual alcaldía, con operadores,
recaudadores, académicos y ciudadanos ‘gomosos’ entre otros. Me empapé de los
planteamientos que hace el Plan Maestro de Movilidad, del decreto que le da
vida al SITP, de algunos por menores del proceso de estructuración y
adjudicación de las concesiones, estudié voluminosos contratos, y debo decir
que algo he aprendido sobre proyección de demanda y diseño urbano orientado al
transporte sostenible, aparecieron en mi léxico siglas como IPK[1], AVI[2], FET[3], FC[4], FMCS[5] y FCU[6], y no
me pierdo foro o debate público convocado por órganos de control o sectores
académicos.
En esta tarea, el principal objetivo
que me impuse fue intentar despojarme de términos rimbombantes, y sofisticadas
pero innecesarias palabras para describir un proyecto que está cambiando para
bien -o para mal si no se hace con cuidado- la forma en que diariamente se hacen
5.300.000 viajes en Bogotá. Me he esforzado por alertar tempranamente sobre
algunas deficiencias del sistema, pero también por resaltar las enormes
ventajas urbanas, ambientales y de confort ciudadano que este ambicioso
proyecto involucra. Hoy, después de 17 meses de trabajar como concejal, y 10
meses –excluyendo los 5 meses de atraso con que arrancó la implementación- insisto
en llamar la atención del gobierno distrital sobre los mismos temas que
apropiándome de la vocería ciudadana creo son prioritarios:
Infraestructura
Unificación de las tarjetas
(Vea nuestro video publicado el 16 de junio de 2012)
Pedagogía
Tarifa
Paralelismo de buses viejos con
rutas nuevas
Defensoría del Usuario
Con respecto a la infraestructura es urgente que el
distrito defina la localización de los nuevos patio-talleres para la operación
del sistema y gestione su construcción. Hoy día, muchos de los buses de
transporte público son parqueados frente a la casa de sus conductores,
situación que con el SITP cambiará para hacer eficiente la operación. Son
necesarias 140 hectáreas en total para guardar y hacerle mantenimiento a los
12.000 buses que lo integran, pero a la fecha la ciudad ha dispuesto únicamente
de 10 hectáreas. En Bogotá el suelo para cualquier actividad urbana es poco, y
en este caso los nuevos patio-talleres deben cumplir con exigentes requerimientos
ambientales, urbanísticos, y de tránsito, pero su dificultad no puede derrotar
la capacidad institucional y por eso hemos insistido en que se concreten
avances en este tema.
En contraste, y con una inversión
de 7300 millones por parte del IDU, empieza a verse por toda la ciudad la instalación
de 2200 paraderos nuevos del 3400 necesarios. Sin duda, la instalación de este
mobiliario urbano facilitará el uso del SITP.
La unificación de
las tarjetas: (Entrevista en
CityTv junio 4 de 2012) Llevamos más de
un año oyendo promesas sobre la unificación de la tarjeta, que es la azul de
TM, la verde del SITP, que aceptamos la propuesta de tal, que pascual no está
de acuerdo, que necesitamos un experto que nos ayude, que en 20 días está
lista, ¡que ahora no!, mejor en 4 meses, que en 4 meses más, etc, lo cierto es
que a la fecha no se conocen decisiones públicas que beneficien al usuario, y
desde hace más de un año venimos pidiéndole al gobierno que imponga el interés
general y tome las medidas del caso para unificar las tarjetas. Hasta ahora
nuestras peticiones han llegado a oídos sordos y escenarios estériles. La no
unificación de las tarjetas sin duda se convierte en uno de los mayores lunares
en este proceso, primero porque mientras no haya unificación los ciudadanos no
podrán acceder a los beneficios económicos de los trasbordos, y segundo porque
en nada facilita el proceso consecuente que en la ciudadanía implica la
adaptación al nuevo sistema.
De otra parte pero relacionado
con este tema, sobre el funcionamiento del recaudo es importante celebrar la
decisión de TransMilenio en el sentido de levantar una restricción contractual
que tenían los nuevos recaudadores del SITP para vender sus tarjetas a menos de
500 metros de los puntos de venta existentes. Como estaba escrito en los
contratos que heredó la alcaldía de Petro, además de no existir integración de
tarjetas, la vida se le hacía más difícil al ciudadano obligándolo a caminar
por ahí hasta encontrar un punto de venta de las nuevas tarjetas. Por ejemplo,
para alguien que estuviera en la Avenida Caracas con Calle 72 y quisiera tomar
un bus azul en la 15, no podría comprar la tarjeta en las estaciones de
TransMilenio que es lo que el sentido común intuiría, si no que tendría que
caminar hasta el centro comercial Avenida Chile y regresar, solo porque sí,
porque así había quedado escrito.
Pedagogía: ¿Sabe usted cómo adquirir la tarjeta? ¿Cuál es el paradero
más cercano a su casa? ¿Qué ruta lo lleva a su sitio de trabajo? ¿Sabe cómo y en
dónde recargar su tarjeta? Si ha respondido no a solo una de esas preguntas es
porque el Distrito no ha desempeñado su mejor papel enseñándonos cómo usar el
servicio, y de paso, con esto se demora el sueño prometido de avanzar hacia un radical
cambio de comportamiento al usar el transporte público. Con algo de razón,
algunas voces pedirán paciencia, y con ello un compás de espera para hacer más
agresivas las campañas pedagógicas –no solo publicitarias- pero ahí es clave
recordar que el próximo 6 de agosto el sistema cumplirá un año en
implementación.
Tarifa: Un tema técnicamente complejo. Lo primero a celebrar es el
alivio que para muchas familias con limitado poder adquisitivo significó la
reducción de tarifas. Se cumple no solo una promesa de campaña del gobierno
Petro, sino que con ello se escuchan las anónimas voces que desde hace rato
venían reclamando por el alto costo que tiene el transporte público en Bogotá
si se compara con otras ciudades de condiciones económicas similares. Que
tarifa técnica es la que se la paga a los operadores, que tarifa al usuario es
la que fija el alcalde, hablamos de subsidios[7] por más de 1
billón de pesos para este cuatrienio. Lo importante es que la ciudad fije una
tarifa justa, que los ciudadanos puedan pagar, pero técnicamente soportada en
estudios económicos y de estabilidad financiera para que a largo plazo no se
ponga en riesgo la sostenibilidad del sistema o parte del presupuesto público.
Por esta razón permanentemente pedimos cuentas sobre el manejo de los recursos
que se están invirtiendo, no solo porque deben financiar este tipo de
decisiones, sino también faltantes[8]
heredados del pasado por la implementación del SITP. En este tema el gobierno
aún está en mora de publicar esos estudios técnicos.
Paralelismo de buses viejos con rutas nuevas: De nada sirve que
entren más buses rojos en la troncal de la carrera décima si simultáneamente no
se retiran los buses viejos que le compiten en el mismo corredor. A la par de
la entrada de los buses azules y como estrategia para trasladar los pasajeros
de las busetas viejas al nuevo SITP la Secretaría Distrital de Movilidad debe
reforzar su gestión y prioritariamente cancelar licencias a las rutas que ya no
son necesarias, por razones que no me explico, esa entidad no está haciendo
mucho en esta materia. Pedimos con urgencia que se chatarricen los vehículos
que hoy sobran y que para lo único que sirven es para contaminar, congestionar
y demorar la consolidación del SITP.
Por último, mi obsesión, la defensoría del usuario: ¿Está satisfecho con la calidad del
servicio? ¿Ha sido objeto de algún comportamiento que considere irregular por
parte de algún operador? Conocer la gestión y más que eso, asegurarme de que la
voz ciudadana sea escuchada y eficientemente atendida ha sido parte de mi
trabajo durante meses. Es justo resaltar que la alcaldía ha avanzado en la
implementación de esta figura, pero como está diseñada difícilmente logrará ser
el canal efectivo para garantizar el cumplimiento de los derechos de los
usuarios del transporte. Mi propuesta es que le demos dientes y que los
ciudadanos se sientan representados en ella. Que más allá de realizar simples
trámites y alimentar la burocracia, sea la figura que canalice y resuelva las
quejas de los usuarios e imponga las sanciones a los operadores que incumplan sus
obligaciones.
Ahora, cuando ya casi se completa
un año de la implementación[9], son
muchas las observaciones positivas y otras negativas que a diario recibo por
parte de ustedes, los usuarios. Aunque la puesta en marcha de este proyecto fue
pensada de forma gradual, el avance logrado en todo un año solo llega al 10% y
según los cálculos más ingenuos y optimistas por parte de TransMilenio S.A. al
finalizar este 2013, se alcanzará un 50% en la implementación. Mega reto si se
hace una simple regla de tres y se concluye que en los 5 meses que hacen falta
del año, las entidades involucradas deben multiplicar por 4 el trabajo hecho
durante el último año.
Me preocupan detalles que tienen
que ver con dos operadores en concreto: Coobus de la zona concesionada de
Fontibón, y Egobus de Suba-Centro. En estas dos empresas –del total de nueve
concesionarios- se concentran los intereses de los pequeños propietarios que
pujaron en el proceso de adjudicación contra el músculo financiero de gigantes
empresarios que desde hace años trabajan en la industria del transporte no solo
en Colombia, sino en varios países de la región. Un total de 1353 y 1474
pequeños propietarios respectivamente, a la fecha no han podido cumplir sus
obligaciones en cuanto a organización gerencial, y más importante que esto, de
apalancamiento financiero para sacar adelante la operación. Entre los dos para
iniciar deben reunir 350.000 millones de pesos[10],
cifra que les permite comprar flota y pagar renta sobre otros vehículos usados
que se vincularon al negocio a través de esta figura. Estos dos operadores no
han encontrado en el sector financiero el respaldo que requieren para obtener liquidez
y el efecto es que estas empresas no están aportando su parte para el desarrollo
del SITP.
Para dimensionar el impacto de
estas dos empresas, Coobus debería operar el 22% del componente troncal, el 19%
de los alimentadores y el 8% del zonal. Y Egobus que solo operaría flota zonal
participa con el 14% del total. El riesgo de fracaso de estos dos transportadores
según lo ha dicho la misma administración es altísimo, y mientras no se
solucionen de fondo los problemas que hoy los acechan, gran parte de la
implementación del SITP está en peligro. ¿Cuál es hoy la postura de
TransMilenio S.A. frente al tema?
Finalmente, mucho ruido y
preocupación genera la investigación publicada por la revista Semana
el pasado 13 de abril. Con el título “El Segundo Bogotazo” periodistas de
ese medio hacen graves denuncias a propósito de la adjudicación del contrato
por el cual se hace el recaudo del sistema. Por allí, por el SIRCI[11],
pasa cada peso que sale del bolsillo de los usuarios para financiar la
operación del SITP. Por esa razón, pido a las autoridades competentes
investigar con prontitud las delicadas y alarmantes revelaciones que involucran
el otorgamiento de coimas para los hermanos Moreno Rojas, y a la administración
distrital ayudar en ello. Estoy segura de que la alcaldía de Petro no tolerará
contratos corruptos, así estos sean heredados de la administración anterior.
Todo esto, sumado a otras
variables que componen el SITP, me motiva a seguir contándoles en qué va el
Sistema Integrado de Transporte Público.
[1] Índice de Pasajero por Kilómetro
[2] Índice de Ajuste por
Velocidad
[3] Fondo de Estabilización Tarifaria
[4] Fondo de Contingencias
[5] Fondo de Mejoramiento de la Calidad del
Servicio (como técnicamente se denomina el famoso fondo de chatarrización)
[6] Fondo Crédito Usuario
[7] Con respecto a este término, está
abierto el debate jurídico que implica el uso de esta palabra. Técnicamente
para la alcaldía lo que se decretó es una reducción a la tarifa con el
propósito de cambiar patrones de viaje, y con ello trasladar algunos de los que
se hacen en hora pico a hora valle.
[8] La estructuración del SITP determinó
un gasto inicial de 750.000 millones para comprar flota usada y pagar renta de los vehículos que quisieran ingresar
al sistema, entre otros.
[9] Si se tiene en cuenta como
implementación la entrada en operación de los buses.
[10] El
cierre financiero que deben mantener los dos operadores es de 165.594.000.000
para el caso de COOBUS y 177.842.000.000 en el caso de EGOBUS.
[11] SIRCI: Subsistema de Información, Recaudo y
Control de Flota.
Angélica estoy totalmente de acuerdo contigo, la pedagogía se quedó en el papel, cada día se pierde más dinero en gasolina para los recorridos vacíos, la gente no conoce las rutas... y además hay otro detalle. Yo tengo una discapacidad visual, y desde que me muevo en transporte público me guío por los colores del bus y del letrero de la ruta, alguna señal cromática, porque no puedo leer los avisos, ahora con el SITP todos aquellos que hacen como yo quedamos en la inopia!!, todos los buses azules, todos los letreros blancos y con un tamaño de letra que bienaventurado el que lo lea!!! alguien pensó en eso antes?
ResponderEliminarno me gustan los temas de política en general pero si me gusta el diseño de su blogspot y el de su pagina web quien fuera técnico o tecnologo o mejor todavía ingeniero de sistemas para diseñar cosas tan bonitas.
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