Mientras los
defensores del matrimonio igualitario hablan desde múltiples sectores y aportan
argumentaciones técnicas y con soporte
científico, los opositores al reconocimiento del derecho al matrimonio civil
para parejas del mismo sexo brillan por la debilidad de
sus criterios y por la eminente búsqueda de sustentar sus argumentos en
principios religiosos. Criterios que son válidos al interior de sus
congregaciones, pero que no son aplicables para tomar decisiones que tendrán impacto
en todos los colombianos y colombianas.
Una alianza de
partidos mayoritarios pretende terminar el trámite legal en curso. Alegan que
no es el momento, que unas supuestas mayorías se oponen, que la sociedad se va
a acabar si aprueban el matrimonio igualitario. Mientras estos argumentos se
repiten una y otra vez, sin ningún sustento o soporte que permita darles
credibilidad, la realidad contundente de los 12 países en los que ya se ha
aprobado el matrimonio entre homosexuales habla de que no son ciertas esas
afirmaciones y de que lo único que puede
esperarse de la aprobación del matrimonio gay, es una sociedad
más justa y más incluyente.
En el Congreso
de la República se han escuchado las voces de los expertos tanto a favor como
en contra. Mientras los defensores abogan por la igualdad y por la aplicación
de normas jurídicas y no religiosas. Los opositores se dedican a poner en duda
la función de la Corte Constitucional y la validez de sus sentencias, pues
aunque es una sentencia reiterada, insisten en desconocer la protección que la
Corte ha dado a los homosexuales como familia.
Además, una
serie de hechos enrarecen el debate y ponen de manifiesto la dificultad y los
riesgos que se corren cuando se reclaman y defienden derechos como el
matrimonio entre homosexuales. Algunos senadores han denunciado estar sufriendo
presiones indebidas para que su voto sea en contra. La pregunta que cabe
hacerse es ¿quién les presiona? Porque sin ninguna duda, el interés de quienes
abogamos por esta causa en que se apruebe, entonces ¿quién les presiona para
votar en contra?
Por otro lado
está ampliamente registrada en medios la presencia de grupos neonazis en la
concentración de la plaza de Bolívar el miércoles 17 de abril. Estos grupos se
sienten convocados por los virulentos discursos que le atribuyen a los
homosexuales unas características que no
tienen, pero que a través de declaraciones muy bien difundidas, se van
convirtiendo en supuestas realidades. Hubo ataques verbales y algunos conatos
de enfrentamiento físico hacia homosexuales en la Plaza de Bolívar, hasta la fecha, seis días después no ha habido ningún pronunciamiento de las autoridades o de
las agremiaciones de opositores, llamando a que este debate se haga de manera
cordial y democrática sin usos de violencia.
El tercer hecho
lamentable es el ataque al Centro Comunitario
LGBT de Bogotá ubicado en la localidad de Teusaquillo. Con mensajes claramente
dirigidos a manifestar rechazo al matrimonio entre homosexuales, como: “NO al
Gay-monio y NO más LGBT”.
La violencia no
siempre se manifiesta a través de golpes, pero siempre inicia con actos
aparentemente 'simbólicos', como los mencionados antes. El debate se ha
polarizado ayudado por las argumentaciones de los opositores a esta iniciativa.
Para dar una
idea del nivel del debate, comparto en esta entrada a mi blog dos intervenciones la de Mario Cely (http://bit.ly/11Kctpc) en nombre de los opositores al matrimonio
igualitario y la de Marta Cuellar de Sanjuan (http://bit.ly/11KcWrC) quien
habló a favor de la iniciativa. Juzguen ustedes.
Autor: Elizabeth Castillo
Activista Comunidad LGBTI
Asesora concejala Angélica Lozano
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