martes, 23 de abril de 2013

Desde las dos orillas

Mientras los defensores del matrimonio igualitario hablan desde múltiples sectores y aportan argumentaciones técnicas y  con soporte científico, los opositores al reconocimiento del derecho al matrimonio civil para parejas del mismo sexo brillan por la debilidad de sus criterios y por la eminente búsqueda de sustentar sus argumentos en principios religiosos. Criterios que son válidos al interior de sus congregaciones, pero que no son aplicables para tomar decisiones que tendrán impacto en todos los colombianos y colombianas. 

Una alianza de partidos mayoritarios pretende terminar el trámite legal en curso. Alegan que no es el momento, que unas supuestas mayorías se oponen, que la sociedad se va a acabar si aprueban el matrimonio igualitario. Mientras estos argumentos se repiten una y otra vez, sin ningún sustento o soporte que permita darles credibilidad, la realidad contundente de los 12 países en los que ya se ha aprobado el matrimonio entre homosexuales habla de que no son ciertas esas afirmaciones y de que lo único que puede  esperarse de la aprobación del matrimonio gay, es una sociedad más justa y más incluyente. 

En el Congreso de la República se han escuchado las voces de los expertos tanto a favor como en contra. Mientras los defensores abogan por la igualdad y por la aplicación de normas jurídicas y no religiosas. Los opositores se dedican a poner en duda la función de la Corte Constitucional y la validez de sus sentencias, pues aunque es una sentencia reiterada, insisten en desconocer la protección que la Corte ha dado a los homosexuales como familia.

Además, una serie de hechos enrarecen el debate y ponen de manifiesto la dificultad y los riesgos que se corren cuando se reclaman y defienden derechos como el matrimonio entre homosexuales. Algunos senadores han denunciado estar sufriendo presiones indebidas para que su voto sea en contra. La pregunta que cabe hacerse es ¿quién les presiona? Porque sin ninguna duda, el interés de quienes abogamos por esta causa en que se apruebe, entonces ¿quién les presiona para votar en contra? 

Por otro lado está ampliamente registrada en medios la presencia de grupos neonazis en la concentración de la plaza de Bolívar el miércoles 17 de abril. Estos grupos se sienten convocados por los virulentos discursos que le atribuyen a los homosexuales unas características que no  tienen, pero que a través de declaraciones muy bien difundidas, se van convirtiendo en supuestas realidades. Hubo ataques verbales y algunos conatos de enfrentamiento físico hacia homosexuales en la Plaza de Bolívar, hasta la fecha, seis días después no ha habido ningún pronunciamiento de las autoridades o de las agremiaciones de opositores, llamando a que este debate se haga de manera cordial y democrática sin usos de violencia. 

El tercer hecho lamentable es el ataque al Centro Comunitario LGBT de Bogotá ubicado en la localidad de Teusaquillo. Con mensajes claramente dirigidos a manifestar rechazo al matrimonio entre homosexuales, como: “NO al Gay-monio  y NO más LGBT”. 

La violencia no siempre se manifiesta a través de golpes, pero siempre inicia con actos aparentemente 'simbólicos', como los mencionados antes. El debate se ha polarizado ayudado por las argumentaciones de los opositores a esta iniciativa.

Para dar una idea del nivel del debate, comparto en esta entrada a mi blog dos intervenciones la de Mario Cely (http://bit.ly/11Kctpc) en nombre de los opositores al matrimonio igualitario y la de Marta Cuellar de Sanjuan (http://bit.ly/11KcWrC) quien habló a favor de la iniciativa. Juzguen ustedes. 

Autor: Elizabeth Castillo 
Activista Comunidad LGBTI
Asesora concejala Angélica Lozano

No hay comentarios:

Publicar un comentario